La hora

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S
e celebraba una conferencia de paz entre gobernantes. Pronto, el delegado fue a comprobar el acierto de sus temores, uno de ellos comenzó a exhibir todo su ejército armado, y para hacer una mayor ostentación de su desafío, hasta se hicieron sonar tambores de guerra. Con esto se interrumpió el encuentro. Todos se
volvieron... un estremecimiento de pavor invadió a los presentes. Entonces, situándose en una altura desde la que podía ser contemplado. Gritó con voz poderosa:
Nuestros príncipes se disponen a firmar la paz. ¿Cómo os atrevéis a interrumpirlos con estas bárbaras manifestaciones? Estáis alterando la voluntad que nos ha traído hasta un lugar sagrado. ¿No os dais cuenta de que desafiando a los dioses sólo conseguiremos que aumenten nuestras desgracias?





En aquel momento millares de ojos se fijaron en el duque a la espera de su reacción frente a la inesperada protesta del maestro de ceremonias. Pero aquél sintió vergüenza de la exhibición de fuerza que él mismo había aconsejado, y al momento, agitó un pañuelo para que el ejército se retirara.
Claro que los problemas no habían concluido. Al haber comprendido que la primera maniobra de las armas había fracasado, inició una segunda sirviéndose de bufones, enanos, payasos y cantantes burlescos. Esto provocó una gran confusión. Hasta que intervino de nuevo con parecida energía:

¿Cómo os atrevéis a envilecer de esta manera una conferencia de paz? ¡Detened a toda esta gentuza, para que sean castigado de acuerdo a las leyes de nuestros dos reinos! El duque no supo oponerse a tal intervención consumada por la callada certidumbre que los unía entre sí... Se retomó la vía de las negociaciones para más tarde concluir ésta ceremonia, firmando su acuerdo.






Carne Trémula




Estamos tan identificados con la personalidad. Con el cuerpo, los deseos, el éxito, el placer. Tan apegados a las personas queridas, o al trabajo, la fama, el dinero... que aún no hemos aceptado ni siquiera la hipótesis de que esa esencia, el alma, realmente existe.

Aprender a experimentar el alma implica aceptar que debemos experimentar primero el paso por la noche oscura, la noche de la crisis, del vacío, de la renuncia. Esa noche nos consume, y resulta esencial comprender que consumirse lejos de ser terrible, es lo mejor que nos puede pasar. 




Nos consumimos cuando permitimos que arda el fuego interior. Es por temor a ese fuego que nos pasamos media vida huyendo de él, pensando que las crisis, el dolor, el sufrimiento, la enfermedad y la muerte son negativas y que es necesario atacarlas.

También tenemos una connotación negativa de la sombra, es decir desconocemos que es a través de la noche oscura del alma como se revela la luz. Sin embargo la vida es un proceso de transmutación cuya alquimia es posible gracias al fuego interior que eleva lo denso a lo sutil, que aclara, desnuda, transparenta e ilumina revelando detrás de la materia y la apariencia la esencia.




¿Cómo encender la antorcha interiormente? Esa es la pregunta crítica ya que cuando el fuego arde el tiempo suficiente se ilumina el camino. Toda la creación avanza hacia la unión. Ese fuego interior que quema lo no esencial es el catalizador más poderoso para la unión.

El fuego arde cada vez que un hombre se orienta hacia lo verdadero, lo bueno, o lo bello. Cada vez que se identifica con una causa noble, cada vez que reconoce que su vida aunque imperfecta es sagrada.

Desde la serena actitud observarse con perspectiva; si necesitamos homeopatía, Lo inferior no puede, no debe, predominar. La vida es demasiado bella para perderla viviendo un sucedáneo. 

Que el miedo a nuestra propia sombra no nos mantenga alejados de nuestra luz. 



Profundicemos; integremos... 


Namaste

Fertilidad




Los estudiosos de la economía descubren que los países mejor situados no tienen las poblaciones más satisfechas. Más ricos, con más servicios, más "desarrollados" y no por eso más felices. Desde que se publicaron los resultados de la investigación World Values Survey sobre el cambio social, cultural y político de más de 65 países, el concepto de felicidad de las naciones aportó una nueva dimensión a las crudas cifras económicas. Se observó que los países más desarrollados del mundo se habían quedado estancados en su grado de bienestar desde el final de la Segunda Gran Guerra.Siempre y cuando las necesidades básicas ya estén cubiertas un mayor desarrollo económico no coincidía con un incremento en los índices de felicidad del país. El dinero no nos hace proporcionalmente más felices.



Para eso sugieren que se amplíen el puro crecimiento económico de los países con medidas que conduzcan al crecimiento personal.
La actitud tradicional dice que perseguir la riqueza nacional conduce a un mayor bienestar, cabría ahora afirmar que el logro de la felicidad nacional conducirá a una mayor riqueza
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... La respuesta está en el viento...



El principio íntimo es la dualidad y unidad simultánea de la personalidad humana. Es un pensador creativo y un animal que siente, una mente racional y un cuerpo no racional. Es sencillamente un organismo viviente.

Tiene que vivir en todos los niveles a la vez, lo cual no es tarea fácil. Para ser un individuo integrado, tiene que estar identificado con su cuerpo y con su palabra.
Tú eres tu cuerpo. Pero aquí no termina la cosa. Es preciso acabar siendo la palabra: tú eres tu palabra. Ahora bien, la palabra debe proceder del corazón.
Alexander Lowen. Bioenergética