Nada. Y, todo. Y todo.

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Cualquier camino es sólo un camino y no es ver­gonzoso, ni para uno mismo ni para los demás, abando­narlo si así te lo dicta tu corazón... 


Observa cada uno de los caminos, o ponlos a prueba tantas veces como creas necesario. 

Luego pregúntate a ti mismo: "¿Tiene corazón este camino?" 
Si lo tiene, el camino es bueno; si no lo tiene, no sirve para nada.





Sin título



El arte marcial es más que un sistema de lucha, es un sistema de pensamiento.
Tienes que pensar más rápidamente que tu adversario, sea cual sea la forma que adopte. Porqué algunos de ellos serán algo más que meros individuos.




Todos tenemos demonios interiores que debemos combatir; esos demonios son, el miedo, el odio, y la ira. Sino los vences una vida de cien años puede ser una tragedia, pero si los vences, una vida de un solo día puede ser un triunfo.


Versiones




El modelo mecanicista del universo dominó todo el pensamiento científico. Así, las leyes de la naturaleza investigadas por los científicos fueron conside­radas invariables y eternas, a las que el mundo se hallaba sometido.
Ésta tendencia a clasificarlas tiene su importancia hasta nuestros días, pues la mayoría de los individuos son cons­cientes de sí mismos como egos aislados, que existen "den­tro" de sus cuerpos. La mente fue separada del cuerpo y se le asignó la fútil tarea de controlarlo, causando así un aparente conflicto entre la voluntad consciente y los instintos involun­tarios. Cada individuo fue además dividido en un gran núme­ro de compartimentos separados, de acuerdo a sus activida­des, sus talentos, sus sentimientos, sus creencias...



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El pensamiento de que todos esos fragmentos -en nosotros mismos, en nuestro entorno y en nuestra sociedad- están realmente separados, puede considerarse como la razón esencial de la presente serie de crisis sociales, ecológicas y culturales. Nos ha disgregado de la naturaleza y de nuestros congéneres humanos.
Superando ahora esa fragmentación aparece la idea de unidad con una visión "orgánica". Pues todas las cosas y los sucesos percibidos por los senti­dos están conectadas e interrelacionadas, trascen­diendo la noción de ser un individuo aislado e identificándonos con la realidad última, espiritual y material al mismo tiempo.
Dado que el movimiento y el cambio constituyen las propiedades esenciales de las cosas, las fuerzas que causan el movimiento no están fuera de los objetos, sino que son una propie­dad intrínseca de la materia.




Foto central de Pat.