Dar a luz




Suponemos que se puede educar la mente de un niño sin prestar atención a su cuerpo. 

Acaso logremos embutir algunos datos en su cabeza por el miedo que le hemos inspirado de que después no va a valer para nada, o de que lo vamos a castigar. 

Pero, esos datos o esa información no se convierten en saber mientras no se relacionen con la experiencia del cuerpo.


Cuando descendemos a esa zona fronteriza en que la conciencia del cuerpo toca al inconsciente, nos percatamos de que lo inconsciente es nuestra fuerza, en tanto que la conciencia es nuestra gloria.

Sentimos la unidad de la vida y comprendemos que la vida es el significado de la vida.

Viento, y Marea



Tú no haces, ni yo hago... Sentados un rato a conocernos a nosotros mismos; las conciencias se liberan... ... Jugamos en el valor de esa paz, y confiamos. 
Pero nuestras palabras se fugarán, y atrás quedarán nuestros cuerpos pesados.

En estos momentos livianos, ya desnudos, 
oímos sin escuchar, vemos sin mirar, 
y sabemos sin conocer.

Identificación

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S
on obstáculos el desasosiego, la pereza, la negligencia, el descontento, la ofuscación, la avidez, el odio y tantos otros, a los que hay que sumar el propio inconsciente desordenado, caótico y el cúmulo de viejos patrones, heridas psicológicas, traumas y frustraciones. También son obstáculos los enfoques incorrectos, los estrechos puntos de vista, el apego a las ideas.




A menudo es la propia mente uno de los escollos más difíciles de superar, porque hay que ir limpiándola de esa ofuscación o ignorancia básica que genera innumerables emociones insanas, del mismo modo que hay que ir aprendiendo a contener el pensamiento neurótico y descontrolado que es fuente de avidez, odio y, en suma, de una gran masa de sufrimiento para uno mismo y para los demás.




A. Ramiro Calle. El gran libro del yoga