Porque no poseemos
nada.
Permitidme explicaros, hermanos queridos de las muchas islas, qué es "una cosa":
Porque, ¿quién
puede ser más rico que nosotros? y ¿quién puede poseer más cosas del Gran
Espíritu que justamente nosotros?
Lanzad vuestros ojos al horizonte más lejano,
donde el ancho espacio azul descansa en el borde del mundo.
Todo esta lleno de grandes cosas, la selva, con sus pichones salvajes, colibríes y loros; las lagunas, con sus pepinos de mar, conchas y vida marina; la arena, con su cara brillante y su piel suave; el agua crecida, que puede encolerizarse como un grupo de guerreros o sonreír.
Y la amplia cúpula azul que cambia de color cada hora y trae grandes flores que nos bendicen con su luz dorada y plateada. ¿Por qué ser tan locos como para producir más cosas, ahora que tenemos ya tantas cosas notables que nos han sido dadas por el mismo Gran Espíritu?
El hombre hace cosas, de las cuales no conocemos el propósito ni la belleza. E inventan cada vez más cosas.
Sus manos arden, sus rostros se vuelven cenicientos y sus espaldas están encorvadas.
Pero todavía revientan de felicidad cuando han triunfado haciendo una cosa nueva.
Por esta razón miles y miles de manos usan cosas del amanecer al crepúsculo. Las compran.
Y, de repente, todo el mundo quiere tener tal cosa.
Porque están despojados adentro.
Y porque su tierra se ha revuelto y vive inerte.
Y coleccionan cosas como un loco colecciona hojas muertas.
Hasta que todo espacio libre queda ocupado.
Hasta que todo espacio libre queda ocupado.
Ésta es la razón de que nos envidie:
Cuando una cosa es suficiente, hacen dos.
Allí. Nunca hallé el verdadero reposo... Allí fue mayor mi nostalgia.
Allí nadie canta o va por la vida con un destello en su mirada cuando su única posesión es un recipiente de comida.
La última foto cortesía de: http://www.laskimal.blogspot.com
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