Alma
Hay belleza cuando podemos contemplar nuestra propia mortalidad reflejada en el devenir de las cosas. Las cosas que aparecen y desaparecen, que nacen, y mueren.
Podemos hallar belleza en lo que habitualmente se considera feo, por ejemplo en aquello que está gastado, que es tosco al tacto y no está pulido.
Podemos encontrar belleza en aquello que no tiene una función precisa, que es ambiguo y que es relativo.
No significa retirar el tejido invisible y conexivo que de alguna manera une los elementos en un todo singnificativo.
Tampoco quiere decir, ni mucho menos, disminuir el interés que pueda tener algo, la cualidad que nos obliga a mirar de nuevo a ese algo, una y otra vez.
Mí mariposa blanca...
Cada era, cada generación tiene unos supuestos inherentes, cosas que damos por sentadas, que pueden ser ciertas o no.
La fe tiene un aspecto dual. Uno consciente y otro inconsciente.
El aspecto consciente está conceptualizado en una serie de creencias o dogmas. El inconsciente es un sentimiento de confianza o fe en la vida, que subyace al dogma y que infunde vitalidad y sentido a la imagen.
A menudo, ajena a esta relación, la gente ve al dogma como la fuente de su fe y se siente impelida a apoyarlo contra todo aquello que cuestione su validez.
Textos combinados
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